LA NEVERA DE LA PASIÓN

No puedo seguir esperando a que llegue la lluvia; en todo este tiempo pasado sin escribir una nueva entrada, me repetía una y otra vez, “cuando empiece a llover….cuando empiece a llover”, en realidad estaba  procrastinando como dice mi amigo, o sea que he estado un poco perezoso y eso que tenía un tema dándome vueltas en la cabeza con el que me había comprometido delante de unos compañeros de aventuras; ya os dije en otro sitio que todo surgió en un almuerzo después de un torneo de padel; en la sobremesa empezaron las bromas y las discusiones fingidas de siempre sobre los lances del juego que acabaron acorralando a uno de los que más levantaban la voz, acusándole de usar la táctica del “congelador”, ya saben en el juego de parejas se procura tirar la bola siempre a la posición del más débil, dejando al “bueno” en la nevera con los brazos cruzados; en ese punto de la discusión se me ocurrió la feliz idea de decir que lo de la nevera o el congelador tenía un contenido sexual muy claro y ahí se armó la de San Quintín….les prometí una explicación.

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la nevera o el congelador en el juego del Padel

El tema viene de antiguo, hace más de tres años publiqué en este blog una entrada que se llamaba las enaguas de Astarté en el que les contaba una pequeña historia en relación con el origen del burka en la antigua Mesopotamia, al parecer la diosa Astarté había decretado que todas las mujeres se prostituyeran una vez al año y de ahí venía la costumbre de ir cubiertas de pies a cabeza para no ser reconocidas cuando cumplían el precepto; pero la cosa iba más lejos, debajo de ese velo que encerraba su identidad, ellas iban completamente desnudas -para su más fácil entendimiento- y al regresar a sus hogares pasada la medianoche, entre el frío del relente y la mala conciencia por los placeres consentidos se mostraban especialmente cariñosas con sus maridos que con esta compensación perdonaban la especial devoción a la diosa de algunas de ellas; algunos de estos maridos interrogaban y comprobaban los efectos de la noche de pasión de sus mujeres y notaban al retirarles la túnica los efectos del frío, los temblores, la piel de gallina, en algunas el disimulo por el goce alcanzado y todo ello les llevaba a un placentero remate de la jornada.

mujer con burka

mujer con burka

De ahí nació la idea, que se ha mantenido a lo largo de los siglos, de los efectos beneficiosos del frío, de un frío moderado, en los prolegómenos de las relaciones de pareja; hay muchos ejemplos de estas creencias y para muestra un botón, la norma recogida en el Fuero Juzgo, que prohibía a las mujeres el trabajo manual en los neveros, donde se acumulaba la nieve para surtir a las cocinas de los palacios y castillos….para evitar el fornicio durante las horas lectivas.

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Catálogo de la exposición Balthus Museo Nacional Thyssen-Bornemisza 19 febrero-26 mayo 2019

Pero ya que estamos metidos en harina, con lo de la sexualidad, el erotismo, el instinto y la carne, les voy a contar brevemente algunas impresiones que he sacado después de visitar la exposición de BALTHUS que se exhibe en el Museo Thyssen de Madrid hasta finales de mayo. En primer lugar, para recalcar el carácter independiente del pintor que no encaja en las corrientes de su época, si bien tuvo algún coqueteo con el surrealismo en materia de ensoñaciones y vacíos, como en La toilette de Cathy (1933) en que, su propia esposa y la mujer que la peina son sólo una evocación que él representa con su actitud ausente y pensativa.

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La toilette de Cathy (1933)

En la lírica del arrullo que la literatura y la pintura protagonizan en la obra de Balthasar -su nombre de pila- nos deslizamos por las rendijas entre el día que acaba y el que comienza -por las rendijas de Rilke- para salir del tiempo, como Alicia, que está tan presente en toda su obra, con sus espejos y sus gatos, o para entrar en el tiempo sin tiempo de los ángeles que menciona J.M. de Prada en su última novela Sofía en la noche; el tiempo se para, las miradas se pierden y se disuelve la expresión, los personajes ocupan un lugar menor en el conjunto de la escena, la verdad está en el entramado de correspondencias que se establecen entre las figuras y los objetos que se amontonan en el espacio que despeja la actitud absorta del pintor.

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La calle  (1933)

Las imágenes que genera el artista son de alguna manera cartesianas porque no emanan de las cosas representadas si no que se crean en el cerebro bajo la influencia de otros signos invisibles que violentan el parecido, de ahí esa polémica inane sobre las adolescentes que retrata y su interpretación, que ya mencioné el año pasado al comentar otra muestra temporal en estas mismas salas: AMIGOS Balthus con Derain y Giacometti. Porque Balthus estaba preocupado por proclamar las leyes inquebrantables del instinto que permitieran volver al contenido apasionado del arte.

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La lección de guitarra (1934)

Quizá en ningún lugar Balthus lo dejó más claro que en La lección de guitarra (1934), -que no está incluida en la exposición- donde la profesora, tras haber hecho vibrar las cuerdas de un instrumento, hace vibrar un cuerpo. Una vibración cuyo origen es inequívoco, en palabras del artista: “Es una escena erótica… no es una de las usuales pequeñas cochinadas encubiertas que muestras mediante guiños y codazos. No. Quiero proclamar a la luz del día, con sinceridad y emoción, toda la palpitante tragedia del drama de la carne, proclamar vociferantemente las profundamente arraigadas leyes del instinto”. Tanto tocar como imaginar presuponen un proceso temporal, la introducción de un ritmo en lo visible.

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La partida de naipes (1948-1950)

No me voy a alargar con la exposición, hay tanto que ver y que comentar: los gatos, los espejos, la cuarta pared del teatro, el dandy, la doble cara del tramposo…Vayan a verla, a ser posible acompañados, tendrán muchas cosas que comentar, los cuadros siempre estarán inacabados como él……

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descargar-el-asalto-a-la-nevera-reflexiones-sobre-la-cultura-del-siglo-xx-en-pdf-de-peter-wollenViene como anillo al dedo con el título de la entrada el libro que les voy a recomendar, especialmente para para aquellos jugadores de padel que quieran cultivarse y estén habituados a los ensayos sociológicos y artísticos. Se trata de El ASALTO A LA NEVERA. Reflexiones sobre la cultura del siglo XX, de Peter Wollen, de la Editorial Akal (235 páginas). La primera reflexión es que no hagan caso del título de esta obra (que nos engaña con una frivolidad), pero sí al subtítulo. El autor acomete un ensayo serio, profundo, incluso asombroso, de la cultura del siglo XX. Aunque el hilo conductor quizá se escape un poco debido a la densidad de ideas expuestas, la obra, esencialmente, trata de dar explicación de las siempre difíciles interrelaciones establecidas entre moda, economía, sexualidad e ideología. Nos vamos a encontrar en su lectura reflexiones propias de un crítico artístico, otras veces se navegará por las profundidades del izquierdismo disidente, a veces se recorren los recovecos del psicoanálisis y otras la filosofía política. De ahí que la lectura de estas páginas deba ser lenta y pausada, pues de cada párrafo se puede extraer una reflexión. Frente a otros textos más mecánicos, este libro ofrece otra visión: el análisis de los ríos subterráneos que causan los acontecimientos externos. Como la interpretación de la película Metrópolis de Fritz Lang, que gira en torno al desplazamiento del temor a la tecnología descontrolada hacia el temor a la sexualidad (femenina) descontrolada, metáfora bajo la que arranca el siglo XX. O con la creación de robots humanoides para negar la necesidad de la existencia de Dios, o la creación del robot femenino como pareja para el hombre, o el fordismo, o el taylorismo, o la sexualidad de las cadenas de montaje que rebajan la líbido y la promiscuidad del proletariado, o las damas de viaje, muñecas femeninas hechas de tela cosida y utilizadas por los marineros en los barcos ….

Ice cubes

Me imagino que alguno se habrá quedado pensando que dónde está la explicación prometida al principio de la entrada, a lo mejor quería una definición en dos líneas de la “nevera de la pasión”; a lo que me refería en aquella comida de padeleros no era desde luego a los alimentos que se guardan en la nevera y que de alguna forma tienen su porqué de afrodisíacos: tomate, huevo, atún, apio, espárragos, gambas, plátanos, nueces y por supuesto las ostras y la canela. No, a lo que me refería es al hielo que constituye una excelente opción para una noche de pasión pues los cambios de temperatura son un gran aliado durante los encuentros sexuales si deseamos experimentar y salir de la rutina, y no solamente el uso del hielo de forma directa si no al empleo de los juguetes ICE, que consiste en meter al congelador un juguete sexual y utilizarlo luego con tu pareja, a veces tener uno de estos juguetitos en el congelador sirve de recordatorio a los adoradores del Johnnie Walker Black Label.

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