Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y, en un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro. El otro ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: «Hoy mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro».
Siguieron adelante, y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. Sigue leyendo